La marcha que tomó lugar este año para conmemorar el día del líder comunitario Martin Luther King Jr., justo días antes de la inauguración del presidente-electo Donald Trump y en medio del clima de tensiones raciales en Austin y en otros lugares, tuvo un tono menos de conmoración histórica y más de un llamado a la acción.

Para Danielle Todd-Harris, de 11 años, fue un día que no se podía perder.

El lunes 16, la niña del quinto grado tomó el pódium ante cientos de personas en el campus de la Universidad de Texas (UT), durante el festival y marcha comunitaria anual en honor a Martin Luther King Jr.

Ella habló de lo que le diría a King si lo conociera, mencionando su ansiedad sobre el clima nacional político y también rapeo las palabras de la obra de Broadway Hamilton: "Yo no voy a desperdiciar mi oportunidad".

En el día de MLK, Todd-Harris dijo que estaba preocupada sobre el estado de los derechos civiles, los derechos de las mujeres y los del grupo LGBT. La audiencia rugió cuando ella declaró que podía aspirar a ser lo que ella quisiera porque es americana.

“Hoy, otra vez nos sentimos retados e incómodos por ser quienes somos”, dijo. “Deberíamos responder a las palabras y acciones negativas alzando la voz y presentándonos o acudiendo al llamado”.

Con cartulinas y letreros, el grupo marcó desde UT hasta la escalinata del Capitolio, donde se reunió más gente y los músicos tocaban.

“Algunas veces creo que el mundo se ha convertido en uno más complaciente y debemos continuar peleando por la igualdad”, dijo Winston Williams, una graduada de UT que asiste a la marcha anualmente. Él dijo estar preocupado de que los estudiantes de las minorías no tengan acceso a la educación de calidad.

Para Dorcas Seals, una consejera para jóvenes con Phi Delta Kappa, una fraternidad de educadores, la ansiedad sobre los derechos de las mujeres, el cuidado de la salud y la representación de las minorías hace que ella no sólo mire la marcha de manera diferente, sino que se involucre en el gobierno local.

“Necesitamos empezar a ser más activos y a unirnos en solidaridad”, dijo.

Todos los miembros de la familia Seay salieron a marchar, justo como lo han hecho los últimos cuatro años. Las edades de los niños variaban entre los siete y veinte años.

“Hoy pudo ser un día de descanso, pero, en vez de la conveniencia, nosotros nos decidimos por la convicción y por dejar que los niños la vean”, dijo la madre Susan Seay. “Siempre ha sido importante, pero si no continuamos avanzando con el legado de Martin Luther King, este se desvanecerá”.